martes, 2 de diciembre de 2014

A medida que se acerca la Navidad...

Cuando llega el mes de diciembre es como si el mundo quisiera darse una tregua con respecto a todas su miserias, a todas sus atrocidades, a todos sus desvaríos.
 
Parece que de repente todos queremos hacer "propósito de enmienda" para corregir todo aquello que no funciona en nuestras vidas : un trabajo que no nos gusta o no tenemos, una relación que no funciona, una persona a la que no soportamos.
 
Otra cuestión es el carácter cada vez más comercial de estas fechas y las frustraciones que ocasiona el bombardeo consumista y constante desde los medios de comunicación. ¿Cómo explicar que seguimos siendo los mismos aunque no tengamos el último modelo de I Phone, la última PlayStation, el último videojuego?. Esta es una ardua y frustrante tarea cuando las víctimas son los más pequeños que han hecho del significado de la palabra "último" algo absolutamente apocalíptico . Si no tenemos ese "último" o esa "última", nuestra vida deja de tener sentido .
 
Es un sentimiento "mortal". También lo es para aquél padre que no puede permitirse comprar todo aquello que una mente infantil sueña con pedirle a Papá Noel o a los Reyes Magos.
 
Muchos de nosotros amábamos aquellos juguetes sencillos, que habíamos hecho manualmente, con cualquier cosa  que encontrábamos en nuestras casas y que tenían la virtud de transformarse y tener mil caras y mil usos.
   
Hagamos que este mes de diciembre sea un mes para la solidaridad y los valores y que estos perduren a lo largo del año. Que  no se convierta solamente en un recordatorio anual de lo que tenemos que cambiar.
 
El pasado fin de semana disfruté viendo como gran  de los voluntarios de la recogida de alimentos de la "operación kilo" eran adolescentes , que decidieron emplear el sábado y el domingo para ayudar a tanta gente que lo necesita.
 
¿Quién dijo que los jóvenes de hoy son insolidarios e indolentes ?.
 
Todavía hay lugar para la esperanza. 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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