jueves, 17 de julio de 2014

Desde la trinchera

Era una fría mañana de diciembre de 1941.Estábamos tumbados en nuestra trinchera,alejados del casi ya olvidado recuerdo de aquellos días de paz que el tiempo dejó atrás.
Aquél recuerdo me hizo recuperar las fuerzas que casi veía perdidas.
Me encontraba en el suelo, bajo una fuerte lluvia,tirado en un barrizal intentando ,sin éxito , alcanzar conciliar el sueño que me hiciera olvidar esta pesadilla a la que llamaban "guerra".

Después de horas de intensa espera, entre el sueño y la vigilia, por fin amaneció. Yo sabía lo que aquello suponía... Llevaríamos a cabo un potente ataque sobre el campamento alemán .
Agarré mi fusil sabiendo que él era mi única esperanza de sobrevivir al asalto.

Corrimos. Algunos tropezaron y permanecieron inmóviles en el suelo, llorando, gritando.
Entonces se produjo un sonoro estruendo, seguido de llantos de dolor entre los que reconocí más de una voz familiar. El monótono e incansable ruido de las ametralladoras me hizo pensar que todo estaba perdido. Un segundo más tarde, la explosión de un proyectil me hizo caer al suelo.

Estaba dolorido,pero la sed de venganza me hizo que me alzara como un coloso, arrollando y matando a todo el que se cruzaba en mi camino.Eché a correr, respaldado por algunos soldados que lejos de haber desertado, prefirieron seguir a mi lado.

Luchamos durante horas y creímos que lo habíamos logrado.Entonces escuché un estridente y rápido zumbido que impactó en mi pecho. Retrocedí algunos pasos, tambaleante, toqué el lugar de la herida y ví un gran hilo de color rojo que manaba de ella.

Caí al suelo, intenté levantarme pero mis extremidades no reaccionaron. Mi visión se nubló, perdí el conocimiento y con él ... la vida.  



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